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Nunca es tarde: el renacer deportivo de Roland Bennewitz

“Nunca es muy tarde para volver a empezar”. Esta frase resume a la perfección la historia de vida de Roland Bennewitz, socio del Club Deportivo Manquehue, quien decidió redescubrir su pasión por la natación tras jubilarse a los 59 años.

Bennewitz fue parte del Deutscher Sportverein Santiago y volvió a ser socio tras la refundación del club en 1947. Si bien su acercamiento a la natación no se dio en el CDM, fue en nuestras instalaciones donde tuvo sus primeras experiencias competitivas.

“Empecé a los 9 años en el club y teníamos una piscina muy bonita. En ese tiempo se ingresaba con una cadenita de cobre con eslabones, la que llevaba una placa con el número del casillero en el cual uno dejaba la ropa. Ese era el pase para entrar, que era entregado por un personaje muy conocido”, recuerda sobre sus inicios.

Competí por el Club Manquehue entre los 15 y los 18 años. En la rama de natación éramos cerca de cinco competidores, todos de distintas edades. Íbamos a competencias, pero no eran muchas”, agrega.

Una vez finalizada su etapa escolar en el Colegio Alemán, Bennewitz ingresó a estudiar ingeniería forestal y se alejó de la natación. Por esos años, su foco estaba en su vida profesional y en su familia, compuesta por su esposa y cuatro hijos.

Bennewitz se mantuvo fuera de la competencia durante toda su vida laboral, pero aún se hacía el tiempo para nadar algunos fines de semana. Pese a su ausencia, Roland tenía la intención de retomar la actividad deportiva en algún momento. “Mi padre murió muy joven y yo dije que si iba a seguir sus pasos quería disfrutar la vida. Por ese motivo me jubilé a los 59 años”, expresa.

En paralelo a su jubilación en el año 2000, un grupo de nadadores se agrupó para crear la natación máster en Chile, categoría que contemplaba a todos los mayores de 25 años que quisieran seguir en competencia. “Toda mi vida me ha gustado la natación, es algo que me ha acompañado siempre. Cuando descubrí la natación máster se me abrió un mundo, fue un renacer en todo sentido”, asegura.

Los hijos de Bennewitz habían heredado la pasión de su padre por la natación y comenzaron a asistir a los torneos de natación máster. En ese entonces, Roland sólo asistía como espectador para apoyarlos. Un día que acompañó a sus hijos a un campeonato, Matías, su tercer hijo, le preguntó por qué no volvía a competir. “Lo pensé un poco y me inscribí”, expone.

Debido a que la piscina exterior del CDM sólo funciona entre diciembre y marzo, sumado a que en ese entonces no existía la piscina temperada, Bennewitz debió buscar alternativas para competir.

Fue así como empezó a representar a la Municipalidad de Vitacura, la cual tenía a la piscina ubicada en el Liceo Amanda Labarca como su sede de entrenamiento. Sin embargo, a raíz de una reparación realizada en este espacio, debió buscar otro lugar para nadar y comenzó a asistir a la piscina de la Casona de Las Condes de la Universidad Andrés Bello.

Ya recuperado el ritmo de competencia, Bennewitz había mostrado sus credenciales en la natación y tuvo invitaciones para representar a destacados clubes. “Un expresidente del Estadio Español sabía que nadaba muy bien y me ofreció ir a competir por ellos. Yo lo pensé un poco, pero mi corazón estaba acá, en el Club Manquehue, el que era mi club desde niño”, manifiesta.

Tiempo después, Bennewitz volvió a tener una propuesta para sumarse a un club. Esta vez la invitación provenía de otro club de colonia y la posibilidad de conformar un equipo ganador sedujo al manquehuino. “En las categorías de natación máster éramos siete u ocho competidores regulares. En esos eventos conocí a tres nadadores del Stadio Italiano, los que me invitaron a formar un equipo para competir en relevos y lograron convencerme”, cuenta.

“Yo llegué feliz, pero con el paso del tiempo empezaron a fallar. A uno le dio parkinson, otro comenzó a quedar ciego y el tercero se retiró por la edad. Me quedé solo, pero, como ya había conocido a otros competidores, me invitaban a participar en relevos con equipos más jóvenes”, relata.

La situación deportiva de Bennewitz era perfecta, lo que le permitió conseguir 18 récords — que se mantienen vigentes— entre las categorías en las que participó, pero la pandemia vino a frenar su ritmo. “Tuvimos un parón muy largo. Fueron años bastante malos y perdí parte de mi condición física”, explica.

A esto se sumó una lesión que sufrió mientras pasaba tiempo con uno de sus nietos. “Cuando volvimos a la normalidad, empecé a hacer ejercicios y actividades no aptas para mi edad y mi condición física, que estaba más deteriorada. Un día, jugando con mi nieto, me corté tres tendones del manguito rotador”, expone Bennewitz.

Actualmente, debido a esta lesión, el nadador de 82 años se encuentra alejado del agua y no descarta la posibilidad de retirarse de la actividad, aunque reconoce que “mentalmente no he cerrado el capítulo”. De todas formas, independiente de su decisión, Roland Bennewitz tiene claro que nunca es tarde para volver a empezar.

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